
Muchas veces pueden sentirse confusos con respecto al tiempo de la actividad, por ello debemos indicarles el tiempo de duración en que esperamos que la realicen.
En algunas ocasiones esta duración viene
determinada por el material, un ejemplo podría ser cuando la caja de piezas
esté vacía y en cambio otras veces tenemos que ingeniárnoslas para que los
alumnos comprendan que el trabajo ha finalizado, por ejemplo, cuando ha pasado
un tiempo determinado el maestro quita una pinza de la ropa del alumno, cuando
no queden pinzas significa que la actividad ha terminado. Incluso en otras
ocasiones podemos utilizar recompensas que en este caso no sirven de
reforzadores sino que tienen la función de indicar que el trabajo se ha
terminado.

Otro elemento clave en el programa educativo TEACCH es la individualización
de cada alumno, ya que, aunque los alumnos autistas presentan
características comunes, son muy diferentes entre ellos. Debido a la variedad
de destrezas y dificultades con el aprendizaje por observación de otros, estos
alumnos no aprenden bien en grupo. Además, en ellos, los niveles de destreza no
están correlacionados con la extensión en la que están otros estudiantes, por
todo esto, los maestros deben conocer las destrezas de cada uno de ellos y
estar preparados para enseñar al mismo alumno en diferentes niveles con
distintas áreas de destreza.
Por último, cabe destacar que las personas con TEA tienen tendencia a
concentrarse excesivamente en los detalles y a resistirse al cambio, esto
implica que debemos enseñarles en diferentes contextos, con gran variabilidad
de materiales y flexibilidad. Por ello también será importante enseñar
destrezas en sus contextos naturales, ya que la habilidad de generalización en
estos alumnos es limitada.
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